martes, 25 de febrero de 2014

La revolución de la ternura

A menudo comprobamos la visión de un mundo herido, que parece no tener solución posible ante el desgarro de la violencia, del odio, del hambre, de la muerte. A menudo también, en nuestras relaciones personales somos "sembradores de vidrios" como diría Lorca, y a menor escala nos vamos rodeando de oscuridades que van anquilosando el paso sosegado de la esperanza.
En su reciente Exhortación Apostólica, el Papa Francisco habla de una revolución de la ternura y el cariño, y si Bergoglio sueña y anima con transformar el mundo a fuerza de ternura es porque la echa en falta, también en el seno de la Iglesia. ¿En que estamos fallando? En el Antiguo Testamento, cuantiosos son los momentos en que se le atribuye a Dios entrañas de madre, y pensar en un Dios que por amor se hace humano y se abaja hasta la misma condición humana, es gustar en los labios y en el corazón la inmensa e infinita ternura que habita en la misma esencia del Dios vivo. Jesús, Dios encarnado, pasó por el mundo haciendo el bien, sanando los corazones heridos, incorporando de nuevo a la sociedad a las personas que la propia sociedad, que basaba sus principios en la letra de la ley, había expulsado de sus atrios. Desde su autoridad, (una autoridad que brota del amor) Jesús da vida desde la ternura. Si en nuestras relaciones comenzáramos a intentar mirar con los ojos de Jesús, quizá descubriríamos nuevos resplandores que cambiarían el mundo. Si gritásemos al mundo que Dios es ternura, y en nuestras vidas actuásemos desde la ternura descubriríamos el valor inmenso de la persona, el misterio insondable de Dios en cada criatura, la dignidad de la misma por encima de toda condición, raza, lengua o cultura. Si fuéramos capaces de trasmitir a los hombres y las mujeres lo esencial de los sentimientos en la sociedad, podríamos conseguir una multiplicación de estos en los hombres y mujeres de buena voluntad. Vivir desde la ternura es un reto, y desarrollar una revolución de la ternura, como dice el Papa Francisco, implicaría muchos cambios a nivel personal, familiar, relacional, institucional... Así pues, como susurraba Francisco de Asís poco antes de morir, "Comencemos hoy, hermanos, a hacer el bien, que hasta ahora no hemos hecho nada"

4 comentarios:

  1. Por desgracia,por culpa de heridas,traiciones,hechos...cerramos nuestro corazón y pasa de ser de carne, a ser de piedra. Nuestro corazón se convierte en una prisión para nosotros mismos,ya que buscamos no sentir,pasar el momento disfrutandolo al maximo posible, pero sin implicar al corazón.Pero,si cierras el corazon,no permites que pase el AMOR,la ternura...si lo cierras no saldra nada...pero tampoco entrara nada....
    ¡La revolucion de la ternura es la solucion a esto! Solo amando al que nos amo primero seremos capaces de abrir nuestros corazones de piedra y amar al que me esta al lado. Ez 36,26 dice; "Os daréun corazón nuevo y os infundire un espiritu nuevo;arrancare de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne".
    ¡Pidamos al Espiritu Santo este corazon de carne para que poco a poco la Revolucion de la Ternura llegue a todos y vivamos en un mundo cada vez mas parecido al que Dios piensa para nosotros!

    ResponderEliminar
  2. Apuesto por ello!
    La revolución empieza por cada uno de nosotros, por acercarnos con esa ternura al que tenemos al lado, sea quien sea.
    La Revolución empieza en el corazón! si lo cargamos de esa ternura, de esa delicadeza, y lo vaciamos de soberbia y envidia, el camino será mucho más fácil!

    Me ha encantado la entrada Luis, muchas gracias por recordarnos cuál es el camino...

    ResponderEliminar
  3. Al leer este artículo sobre la ternura de Dios me vienen a la mente las palabras de San Pablo "Hay que vencer el mal a fuerza de bien". La ley del Talión que decía ojo por ojo y diente por diente, está superada por el lema"Cuando te abofetean una mejilla, los cristianos debemos poner la otra mejilla también. Pidamos al Señor un corazón endurecido de paz y amor y ternura para hacer el bien.

    ResponderEliminar
  4. Un buen texto para reflexionar!

    ResponderEliminar